lunes, 3 de julio de 2017

Mi hermana Candela le hace justicia a su nombre. Es una mujer de bares sofisticados, En cada lugar que frecuenta se encuentra con conocidos, no necesariamente comensales, más bien al otro lado de las barras. Salir con ella es un espectáculo etílico y social. Se bebe de lo mejor y se gasta poco. Acompañarla es asumir un rol de accesorio, ella brilla, siempre lista para posar su  mejor angulo en una foto. Disfrutó, según ella, de la mejor escena electrónica a principios de siglo, ese, ahora es un pasaporte al vip de las mejores fiestas. Es hermosa y cálida, de una generosidad inmensa y su sencillez contrasta con la fribolidad de la que se rodea. Trabaja en mil cosas ligadas a la producción, cada peso que gana se lo gasta en una parranda eterna. Consume drogas que ni conozco, se junta con sus amigas a las que llama Las Terroristas. Ultimamente asesora a una gran distribuidora de alcohol, A mi me mima con botellas en miniaturas cada vez que la veo, he conocido brebajes inaccesibles.

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